¿Qué políticas y medidas se están implementando para descarbonizar el transporte?

Eduardo González es Subdirector general de la Oficina Española de Cambio Climático

La movilidad y el transporte son sectores con una gran emisión de gases de efecto invernadero pero, ¿cuál es la intensidad de esas emisiones? ¿Qué tecnologías hay para reducirlas? ¿Y qué políticas y medidas se están implementando, y se pueden implementar en el futuro, para descarbonizar este sector?

El transporte terrestre es, con diferencia, el área de transporte con más emisiones. Supone casi un 30% de las emisiones que tiene España. El resto de sectores, tanto aviación doméstica, ferrocarril o transporte marítimo, tienen un nivel de emisiones bastante por debajo; eso sí, sin tener en cuenta la aviación internacional o aviación con el resto Europa. 

Desde 1990 Europa ha tenido una senda ascendente de emisiones, que en España es aún mayor. Se trata de un fenómeno muy ligado al crecimiento económico. El transporte es uno de los sectores más complicados sobre el que actuar para reducir las emisiones totales. Así, por ejemplo, en Europa la senda de emisiones totales es descendente, pero la del sector de transporte ha sido ascendente. Es decir, que todos los países tenemos un problema para atajar o poner medidas en este sector.

Dentro de todos los modos de transporte, el transporte por carretera (camiones, coche privado, furgonetas…), es el dominante, con un peso del 92 % de todas las emisiones. Dentro del transporte por carretera y por tipología, es el vehículo propio, es decir, los turismos, los que tienen más peso y representan casi dos tercios de las emisiones, seguidos de los camiones, que serían un tercio, y luego de furgonetas y motocicletas. Por eso, el vehículo privado es el el área sobre el que deberíamos actuar con más contundencia.

Tecnologías para descarbonizar

¿Qué tecnologías están en marcha y van a tener un papel relevante para la descarbonización del sector? Por un lado, tenemos las medidas de eficiencia energética, que hacen que los motores de los vehículos sean cada vez más eficientes y sean capaces de hacer más kilómetros con menos gasolina o gasoil. Por otro lado, hay medidas de eficiencia ligadas a temas novedosos como es el teletrabajo y otras propuestas que evitan que tengamos que hacer desplazamientos no necesarios. Además, hay medidas que se refieren a cambios en los modos de movilidad, que también tienen un peso importante.

Tenemos grandes palancas para reducir emisiones. Una de ellas es electrificar todo lo posible la energía que se usa en el transporte. En este sentido, el coche eléctrico es el que está teniendo un desarrollo más exponencial. En el transporte de mercancías tenemos la alternativa del ferrocarril, que en gran parte se mueve con energía eléctrica. Pero también hay sectores difíciles de electrificar como el sector aéreo y la navegación marítima; aquí tendremos que echar mano de otros tipos de combustibles, como los combustibles renovables líquidos y los renovables gaseosos. Uno de ellos es el hidrógeno, sobre el que se han puesto grandes esperanzas en décadas futuras. Actualmente está en fase muy incipiente, pero en el futuro puede tener un gran papel. Y por último está la posibilidad de utilizar gas natural de origen biogénico, como el biometano, que no tiene emisiones.

Otra manera muy importante de reducir emisiones es el cambio de modo de transporte. Si optamos por un desplazamiento a pie o en bicicleta, tenemos emisiones cero. Si utilizamos un transporte público electrificado, como puede ser un ferrocarril o el metro, las emisiones son muy bajas, del orden de 14 gramos por pasajero y kilómetro. Cuando pasamos al autobús saltamos a niveles más altos de emisiones, y si usamos el coche privado, nos situamos en niveles de 100 a 160 gramos de CO2 por pasajero y kilómetro. Si optamos por el avión, las emisiones duplican la cifra anterior. Es decir, que la elección del modo de transporte tiene un peso muy grande.

¿Es interesante el vehículo eléctrico para la reducción de emisiones? Hay detractores del vehículo eléctrico que dicen que consume energía eléctrica, que a veces genera emisiones, y que las baterías de litio consumen muchísima energía. Para responder a esta pregunta, en un estudio analizamos las emisiones que tienen todos los vehículos en su ciclo de vida, tanto consumiendo combustible como en su fabricación. Estamos hablando de niveles muy altos de emisiones por kilómetro recorrido de un vehículo a lo largo de su vida, entre casi 250 gramos por kilómetro. Pues el vehículo eléctrico, utilizando energía eléctrica de origen renovable, tiene una reducción de casi el 80 % de emisiones. 

Políticas y medidas 

En cuanto a las políticas y medidas que se han aplicado, una de las más potentes es el reglamento europeo, que obliga a los fabricantes a hacer vehículos cada vez más eficientes. En 2035 se propone que prácticamente todos los vehículos no tengan emisiones. Es decir, hay una política europea muy potente en este sentido.

Por otro lado, están los paquetes de ayudas. Se ha gastado muchísimo dinero en ayudas para reemplazar vehículos y sustituirlos por otros más eficientes. El último plan que tenemos es el MOVES III, que durará hasta 2023 y que está dotado con 400 millones.

El marco fiscal es importante y el impuesto de matriculación está ligado a cuán limpio es el vehículo que compramos. Y luego tenemos los impuestos sobre gasolinas y gasóleos, un mecanismo que utilizan todos los países europeos.

Por último, está el etiquetado, que es una de las políticas de información más efectivas para que el ciudadano sepa el vehículo que compra y de qué categoría es. Es un instrumento bastante bueno para, de una forma sencilla, ver de qué tipología es nuestro vehículo y ligar las políticas municipales de zonas de bajas emisiones a este tipo de etiquetado, de manera que tengan más ventajas aquellos vehículos más limpios frente a los vehículos más contaminantes.

Todas estas políticas y medidas tienen un gran beneficio para el país. De aplicarse todas las políticas que están incluidas en el PNIEC, prácticamente estaríamos reduciendo a menos de la mitad nuestra dependencia energética en productos petrolíferos. Esto supone un ahorro para el país y una mayor independencia energética.