Lara Padilla, estudiante universitaria y miembro del grupo asesor de UNICEF.
La participación infantil y juvenil en el reto climático es básica para el futuro. Se necesitan espacios donde los jóvenes podamos opinar libremente y ser escuchados sobre los temas que nos preocupan y que nos afectan directamente. Al fin y al cabo, somos igual de ciudadanos que los adultos.
Impulsar espacios de participación juvenil e infantil en cada ciudad o comunidad es esencial para poder llegar a este sector de la población. También lo son los eventos o asambleas como la que el grupo asesor de UNICEF España realizó este verano.
Se trata de una asamblea de unos 60 jóvenes para tratar el tema del medio ambiente y el cambio climático, temas que nos afectan a todos. La Asamblea estuvo dividida en cuatro temáticas principales.
La primera se centraba en la problemática de la deforestación y la industria cárnica y su impacto en la crisis climática. Se reflexionó sobre la contaminación y los desperdicios que generan, además del daño que provoca en la fauna y la vegetación. Se llegaron a propuestas como, por ejemplo, incluir en los libros de texto el impacto real de la industria cárnica.
También se trabajó sobre el rol de la infancia y la adolescencia en la crisis climática, donde se sacaron ideas y propuestas sobre cosas que deberían cambiar actualmente, como por ejemplo publicitar más a las empresas que quieren tener el mínimo impacto medioambiental y que hacen todo lo posible para ello.
Se planteó el tema de la escasez de agua desde la dificultad de muchas familias para acceder a fuentes de esta y cómo este problema cada vez es más común debido a la sequía. No solo en países extranjeros, sino aquí en España.
Aparecieron propuestas como la necesidad de aumentar la concienciación y tomar medidas inmediatas para garantizar el acceso al agua de todas las personas.
En último lugar se trabajó el tema de los animales en peligro de extinción en el que la mayoría de los asistentes coincidieron en que la extinción de los animales no solo afecta a la fauna, sino a la propia humanidad y se propuso controlar el impacto del turismo en las áreas de fauna, así como concienciar a las personas de que los animales y los humanos estamos al mismo nivel, que no somos mejores que ellos y que si ellos desaparecen, también lo haremos nosotros en un futuro.
Hay que pensar en las generaciones futuras, en el legado que se nos va a dejar y por ello debemos tener una voz muy importante dentro del sector medioambiental porque afecta directamente a nuestro futuro.
Somos uno de los colectivos más vulnerables frente al cambio climático. Los efectos en la salud de los niños y niñas están demostrados. Es imposible evitar los efectos que tendrá o que está teniendo ya el cambio climático en el planeta, pero estamos aquí porque aún podemos hacer algo para evitar que vaya a peor.
Por ello, quiero hacer un llamamiento a la importancia de tener en cuenta a la juventud. Estos espacios permiten que poco a poco vayamos abriendo las puertas, porque debemos tener voz y opinar sobre lo que afectará directamente a nuestro futuro.